Las personas somos seres sociales, necesitamos a los demás para poder sobrevivir. Las Habilidades Sociales (HHSS) nos ayudan a que nuestra comunicación pueda ser eficaz y nuestras relaciones con los demás más sanas y satisfactorias. En caso contrario, si tenemos unas HHSS inadecuadas, las relaciones pueden llegar a ser fuente de malestar y estrés.
Estas habilidades son el conjunto de conductas, actitudes, pensamientos y emociones que tiene una persona cuando interacciona con otros. Van desde las más básicas, como saber iniciar, mantener y finalizar una conversación o saber formular preguntas, hasta las más avanzadas, como la resolución de conflictos o la toma de decisiones. También pueden variar según la cultura, el momento histórico e incluso según el momento concreto en el que nos encontremos.
Son tan importantes para nuestra supervivencia y nuestra adaptación que empiezan a desarrollarse desde los primeros meses de vida y están presentes en todas las etapas del desarrollo. Podemos aprender las HHSS a través de la experiencia, de la observación y con el aprendizaje verbal. Por tanto, los padres, las figuras de apego y los educadores tienen un papel primordial en su desarrollo.
Unas adecuadas habilidades sociales influyen de manera positiva en nuestro bienestar, en nuestra calidad de vida y en la autoestima y satisfacción vital, ya que a través de ellas podremos defender nuestras opiniones, nuestras necesidades y expresarnos emocionalmente.
Por otro lado, carecer de HHSS, o que sean inadecuadas, produce diversas emociones desagradables y son un factor de riesgo para el desarrollo de la ansiedad y la depresión, al tener la sensación de no poder controlar nuestra relación con el entorno.
Hay que tener en cuenta que podemos disponer de unas buenas HHSS en ciertos contextos y no en otros. Por ejemplo, podemos tener unas buenas HHSS en nuestro trabajo pero no en una relación de pareja.
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