Aunque ambos conceptos están estrechamente relacionados, y no pueden existir el uno sin el otro, también existen diferencias entre ellos.
El autoconcepto tiene un valor descriptivo y cognitivo, es decir, se refiere a las características y cualidades que la persona cree tener. Por ejemplo, soy tímida, soy alta, soy alegre, etc.
La autoestima tiene un significado valorativo y emocional, es decir, se refiere a lo que sentimos y pensamos sobre esas características que poseemos, sobre nuestro autoconcepto, se refiere a cómo las valoramos y la importancia que le damos. Esta valoración positiva o negativa va a depender en gran medida de si nuestro autoconcepto se corresponde con el “yo ideal” que hemos formado en nuestra imaginación. Cuanto más se corresponda con ese “yo ideal” más positiva será esa valoración y cuanto más se aleje más negativa.
Ambos constructos se empiezan a formar desde la infancia a través de las diferentes experiencias que vamos viviendo y también de las relaciones con los demás. Por ello, todas las valoraciones y etiquetas que recibimos a edad temprana van a condicionar cómo nos vamos a autopercibir.
¿Se pueden modificar?
El autoconcepto, al tratarse de algo más cognitivo, es más fácil de modificar a través de distintas técnicas que ayuden a la persona a detectar inconsistencias a la hora de describirse y que las modifique por creencias más realistas. Por ejemplo, podemos pensar de nosotros mismos que somos extremadamente tímidos, pero con estas técnicas podemos llegar a ver que en realidad en todas las situaciones no actuamos de la misma manera y que, al final, no somos tan tímidos como pensábamos.
Sin embargo, la autoestima, al ser un constructo más emocional depende de la importancia que le damos nosotros a tener o no ciertas características y es algo más complicado de modificar, pero no imposible, y también existen diferentes técnicas que pueden ayudar a mejorar nuestra autoestima.
Cuando tenemos una baja autoestima nos bloqueamos y no luchamos por conseguir nuestras metas, porque pensamos que no nos merecemos nada. Sin embargo, una autoestima adecuada nos da seguridad, confianza, fuerza para conseguir lo que queremos y para afrontar los problemas.
¿Cómo mejorar nuestra autoestima?
Mejorando el conocimiento que tenemos de nosotros mismos, valorando nuestra capacidad real, trabajando para modificar todos esos pensamientos negativos e irreales que vienen a nuestra mente, entre otras cosas.
Pero si algo es importante es trabajar nuestro lenguaje interno, es decir, la manera en la que nos hablamos a nosotros mismos. Normalmente damos mucha más importancia a los mensajes negativos que a los positivos y para llegar a la autoaceptación, al autorrespeto y a tener una autoestima adecuada es importante conocer nuestros defectos, para poder mejorar, pero también elogiar nuestros logros y nuestros aciertos y no vivir en un reproche continuo.
Ya bastantes mensajes negativos nos vienen desde el exterior para que nosotros también nos machaquemos.