En nuestro estado de ánimo influyen muchos factores, tanto internos como externos, y las estaciones es uno de ellos, en concreto el otoño y el invierno son épocas bastante vulnerables.
Estos periodos estacionales pueden provocar la aparición de diferentes síntomas como un estado de ánimo negativo, mayor cansancio, problemas para concentrarse y prestar atención, irritabilidad, problemas para dormir, etc., desapareciendo o disminuyendo estos al final de la estación. Si estos síntomas son muy intensos y afectan a la realización de nuestra rutina diaria entonces estaremos hablando de un trastorno afectivo estacional.
Este trastorno o estos síntomas suelen tener más incidencia en mujeres que en hombres y su presencia es más intensa entre los 20 y los 35 años. En su aparición influyen diversos factores como el clima, la luz solar, factores sociales y culturales. Por tanto, no existe un elemento específico que provoque por sí solo estos síntomas estacionales pero una de las hipótesis que tiene más fuerza es la influencia de la luz solar en las alteraciones del ritmo circadiano y en los niveles de neurotransmisores.
El ritmo circadiano es como un reloj biológico que se encarga de regular diferentes funciones corporales vitales en ciclos de 24 horas. Las alteraciones de este reloj son responsables de que aparezcan problemas como el jet lag. Nuestro ritmo circadiano va a regular nuestro apetito, la temperatura corporal y la secreción hormonal, entre otras funciones. Pero, sin duda, una de las más característica es el ciclo sueño-vigilia, este es el que nos indica que tenemos que dormir de noche.
Por otro lado, la luz solar también afecta a los niveles de segregación de neurotransmisores, que son sustancias que funcionan como vehículos de comunicación entre las neuronas, como por ejemplo la serotonina y la melatonina.
La melatonina es la hormona encargada de ayudarnos a dormir, ya que se activa con la oscuridad, por lo que se encarga de regular el ritmo circadiano de sueño-vigilia; y la serotonina se encarga, entre otras cosas, de regular nuestro estado de ánimo, por lo que niveles bajo de este neurotransmisor nos producirá un estado de ánimo bajo o negativo. Por tanto, la alteración que produce el exceso o el defecto de luz solar en los niveles de estos neurotransmisores va a ser responsable de algunos de los síntomas que caracterizan los cambios estacionales.
Se podría decir que la luz solar tiene un papel fundamental como regulador externo de nuestros procesos internos.
Para controlar la aparición y el grado de los síntomas de malestar relacionados con las estaciones o el trastorno afectivo estacional se pueden utilizar diferentes técnicas como la luminoterapia y el tratamiento psicológico.
La luminoterapia es una técnica inocua que consiste en exponer a las personas a diferentes fuentes de luz con el fin de volver a regular los procesos internos. Y, en este caso, el tratamiento psicológico puede ayudarnos en el manejo del estrés y la irritabilidad, a descansar mejor a través de la higiene del sueño y a utilizar diferentes herramientas para superar ese estado de ánimo depresivo, entre otros.